A menudo observo en la consulta que muchos pacientes, sobre todo mujeres, confunde el término osteoporosis con artrosis.
La osteoporosis es una alteración del metabolismo del hueso que conlleva una pérdida de la masa ósea, situación que implica un riesgo para padecer una fractura.
La artrosis es una alteración degenerativa del cartílago de las articulaciones, provocando las consecuencias clínicas de dolor e inflamación articular.
El hecho de que sean las mujeres la población más afectada de enfermedad osteoporótica, tiene que ver con el nivel de hormonas femeninas (estrógenos). A partir de la menopausia, el efecto protector de los estrógenos desaparece y el hueso comienza su progresiva involución.
Se ha estudiado que la masa ósea de las personas sanas, aumente progresivamente desde el nacimiento hasta la edad de 30-35 años. Durante unos años se establece una fase de meseta, donde la masa ósea se mantiene en unos niveles estables. A partir de la menopausia las mujeres pierden rápidamente su masa ósea sobre todo durante los primeros 7 a 10 años. Los hombres pierden hueso más lentamente a partir de los 60 años.
Los factores que más influyen en la calidad de nuestros huesos, son la alimentación rica en calcio, la exposición al sol, el ejercicio físico moderado y el evitar tóxicos como el tabaco y el alcohol.
El balance de formación-destrucción del hueso se ve alterado en el caso de enfermedades que necesiten tratamientos con corticoides, medicación anticonvulsiva, algunos diuréticos, etc. provocando una pérdida de hueso progresiva.
La osteoporosis no provoca dolor, considerada como una enfermedad crónica, se manifiesta clínicamente cuando se produce una fractura.
Los sitios más frecuentes de fracturas osteoporóticas son las vértebras de la columna dorsal y lumbar, la fractura de la extremidad proximal del fémur (cadera), la fractura de la extremidad distal del radio (muñeca) y del extremo proximal del húmero (hombro). Estas fracturas que se producen ante mínimos traumatismos, ocasionan secuelas dolorosas a veces muy invalidantes y de difícil tratamiento.
El diagnóstico de la osteoporosis se hace cuantificando de la masa ósea mediante la densitometría ósea (una especie de escanner).
El tratamiento depende de los niveles obtenidos en la densitometría, siendo el aporte de calcio y vitamina D una de las primeras pautas, seguido de la aportación de fármacos que modifiquen el metabolismo óseo bien sea frenando la reabsorción del hueso (bifosfonatos) o estimulando su formación (hormona paratiroidea).
Las perspectivas futuras para el tratamiento de la osteoporosis contemplan nuevos fármacos más efectivos, de mejor tolerancia y de larga duración.
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Fractura osteoporótica del hombro |