Sin duda una de las dolencias más frecuentes que surgen durante la estación veraniega es la tendinitis del hombro.
El origen está en actividades inusuales como la natación, el transporte de cargas durante el desarrollo de eventos festivos o barbacoas, la carga de la compra de alimentos en grandes cantidades y sin la infraestructura con la que contamos en nuestro entorno habitual durante el invierno, etc.
El hombro se sobrecarga con estas tareas inusuales y el primer tendón en lesionarse es el del supraespinoso. Este tendón por su disposición anatómica, es sometido a una tracción excesiva a la vez que a un pinzamiento entre dos superficies óseas.
La mayoría de estas lesiones se resuelven solas (maravilla de cuerpo que se autorepara).
Cuando la lesión persiste y limita la actividad cotidiana o dificulta el sueño, pensaremos en un tratamiento.
Aplicando el sentido común, empezaremos de menos a más, aplicando inicialmente hielo y alguna pomada antiinflamatoria, siguiendo por medicación antiinflamatoria y fisioterapia con ultrasonidos. En caso que las molestias no cedan al tratamiento anterior, la infiltración local con algún derivado de la cortisona o con un preparado homeopático llamado Traumeel suele resolver el caso.
Contados casos evolucionan a tendinitis crónica (tendinosis) o tendinitis calcificante y requieren un tratamiento quirúrgico mediante una artroscopia de hombro.