domingo, 8 de julio de 2012

Caminar en la playa: un Spa natural.

El verano es la estación donde realizar ejercicios de mantenimiento corporal se hace más divertido.
Si aprovechamos las playas para el entrenamiento, obtendremos un beneficio ergonómico incalculable.
Observando las características de cada arenal, podremos diseñar sesiones de ejercicio físico atendiendo a las condiciones propias de cada individuo.
Al margen de las facultades físicas personales, hago hincapié en el entrenamiento de determinadas regiones anatómicas que habitualmente son ignoradas el resto del año.
Me refiero a los pies, específicamente a la musculatura corta de la planta del pie, que sufre la atrofia propia de la inactividad mantenida durante largos periodos en el interior de una horma rígida que es el zapato.
En la playa buscaremos la alternancia de superficies para caminar. Empezaremos caminando por la arena semidura, pasando a la arena blanda y después caminando con el agua por los tobillos y un poco más arriba. 





Los más entrenados, alternaran la carrera con el paseo rápido y los más limitados o con handicaps físicos, lo harán caminando y descansando.
La perla del entrenamiento en la playa es el caminar sobre guijarros o piedras de distinto tamaño.
A semejanza de un Spa, con este ejercicio, mejoramos el tono muscular de la musculatura corta de la planta del pie, así como la propiocepción del pie y tobillo. También mejoramos el equilibrio y estimulamos receptores nerviosos de la planta del pie a modo de podoreflexoterapia.





Es recomendable realizar paseos diarios sobre estas diferentes superficies, caminando descalzos y aumentando progresivamente la distancia.
Un truco para soportar el dolor en las plantas del pie cuando caminamos sobre piedras, es contraer la planta y concentrarnos en la respiración.
Los beneficios son a corto plazo, y  así en 2 o 3 días notaremos seguridad en la pisada y alivio de los dolores en el pie y tobillo.

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