Según estudios científicos basados en la evidencia, no existe actualmente ningún procedimiento quirúrgico o técnica médica invasiva, incluyendo la angioplastia transluminal coronaria, que mejore tanto la calidad de las personas como la prótesis de cadera para el tratamiento de la enfermedad degenerativa de la cadera.
Habitualmente, éste tipo de operación se hace bajo anestesia espinal. El tiempo de la cirugía requerido para la implantación de la prótesis, oscila alrededor de 60-90 minutos. En el postperatorio inmediato (primeras 24 horas) se incide en los cuidados médicos relacionados con el sangrado perioperatorio (sangrado habitual durante la cirugía y horas posteriores) transfundiendo unidades de concentrados de hematíes en función de las cifras de hemoglobina y hematocrito.
A las 24 horas el paciente se comienza a sentar, y a las 48 horas a caminar con ayuda de muletas.
El alta hospitalaria en condiciones normales, oscila entre 4 a 10 días, dependiendo de la edad de los pacientes, del entorno familiar y de las enfermedades crónicas que presente cada paciente.
La recuperación funcional requiere simplemente caminar con muletas que se irán retirando a partir de las 4 semanas en función de la seguridad que adquiera el paciente.
Como norma y siempre dependiendo de las características individuales, la recuperación funcional se consigue en un 80% al cabo de los 3 primeros meses y al 100% en el primer año después de la intervención.
miércoles, 25 de mayo de 2011
miércoles, 11 de mayo de 2011
PROPIOCEPCIÓN ARTICULAR
La propiocepción articular se refiere a la facultad que el cuerpo tiene para autoprotegerse de lesiones musculares y articulares ante traumatismos que provoquen distensión de las estructuras anatómicas.
El organismo está dotado de unos receptores localizados en el sistema osteoarticular cuya misión no es otra que proporcionar información al sistema nervioso y mediante mecanismos de regulación inconsciente limitar el estiramiento de la estructura con riesgo de lesionarse por sobreestiramiento.
Las articulaciones con sus ligamentos al igual que los tendones y músculos tienen un límite de estiramiento más allá del cual sufren un daño de diferente cuantía, desde distensiones, roturas fibrilares parciales o roturas graves.
Las distensiones de los ligamentos se conocen como esguinces, y se clasifican desde grado I cuando son leves hasta grado III cuando son graves y completas. Cuando la articulación se lleva a limites extremos se producirá la luxación articular. En el caso de los tendones y músculos, estos estiramientos dañarán su estructura causando tendinitis, distensiones, roturas parciales, y roturas completas en función del traumatismo sufrido.
Los propioreceptores son fundamentales para que estas lesiones no se produzcan frecuentemente ante mínimos gestos de la vida diaria, como por ejemplo pisar sobre un terreno irregular, bajar de repente un escalón, dar una patada al aire cuando se intenta golpear un balón, lanzar una piedra con la mano, etc.
Las últimas tendencias en entrenamiento deportivo contemplan como pilar base de sus ejercicios la dedicación al trabajo de la propiocepción. Estos ejercicios se basan en buscar una inestabilidad articular controlada que estimule al organismo a desarrollar este maravilloso mecanismo de defensa del sistema osteoligamentario.
Este fino mecanismo de sensibilidad profunda o inconsciente se puede perder en el transcurso de determinadas enfermedades como la diabetes o enfermedades neurológicas con la consiguiente desestructuración articular que en ocasiones conlleva a situaciones dramáticas como la amputación del miembro lesionado.
Situaciones más leves y comunes de deterioro de la propiocepción, se dan en el caso de lesiones articulares del tipo esguinces o fracturas que requieren inmovilización o intervenciones quirúrgicas. La falta de función articular provoca atrofia de este sistema y es frecuente observar que tras un esguince de tobillo se vuelve a recaer en los meses siguientes.
Existen numerosos ejercicios y terapias físicas para estimular este sistema propioceptivo. Caminar por la arena blanda de la playa una vez pasada la fase aguda de la lesión es un consejo que funciona en la mayoría de los pacientes con esguinces o fracturas de tobillo. La aplicación alternante de frío y calor también ayuda. Los masajes transversos profundos del tipo Cyriax aplicados sobre tendones lesionados son un clásico tratamiento fisioterápeútico con excelentes resultados.
El organismo está dotado de unos receptores localizados en el sistema osteoarticular cuya misión no es otra que proporcionar información al sistema nervioso y mediante mecanismos de regulación inconsciente limitar el estiramiento de la estructura con riesgo de lesionarse por sobreestiramiento.
Las articulaciones con sus ligamentos al igual que los tendones y músculos tienen un límite de estiramiento más allá del cual sufren un daño de diferente cuantía, desde distensiones, roturas fibrilares parciales o roturas graves.
Las distensiones de los ligamentos se conocen como esguinces, y se clasifican desde grado I cuando son leves hasta grado III cuando son graves y completas. Cuando la articulación se lleva a limites extremos se producirá la luxación articular. En el caso de los tendones y músculos, estos estiramientos dañarán su estructura causando tendinitis, distensiones, roturas parciales, y roturas completas en función del traumatismo sufrido.
Los propioreceptores son fundamentales para que estas lesiones no se produzcan frecuentemente ante mínimos gestos de la vida diaria, como por ejemplo pisar sobre un terreno irregular, bajar de repente un escalón, dar una patada al aire cuando se intenta golpear un balón, lanzar una piedra con la mano, etc.
Las últimas tendencias en entrenamiento deportivo contemplan como pilar base de sus ejercicios la dedicación al trabajo de la propiocepción. Estos ejercicios se basan en buscar una inestabilidad articular controlada que estimule al organismo a desarrollar este maravilloso mecanismo de defensa del sistema osteoligamentario.
Este fino mecanismo de sensibilidad profunda o inconsciente se puede perder en el transcurso de determinadas enfermedades como la diabetes o enfermedades neurológicas con la consiguiente desestructuración articular que en ocasiones conlleva a situaciones dramáticas como la amputación del miembro lesionado.
Situaciones más leves y comunes de deterioro de la propiocepción, se dan en el caso de lesiones articulares del tipo esguinces o fracturas que requieren inmovilización o intervenciones quirúrgicas. La falta de función articular provoca atrofia de este sistema y es frecuente observar que tras un esguince de tobillo se vuelve a recaer en los meses siguientes.
Existen numerosos ejercicios y terapias físicas para estimular este sistema propioceptivo. Caminar por la arena blanda de la playa una vez pasada la fase aguda de la lesión es un consejo que funciona en la mayoría de los pacientes con esguinces o fracturas de tobillo. La aplicación alternante de frío y calor también ayuda. Los masajes transversos profundos del tipo Cyriax aplicados sobre tendones lesionados son un clásico tratamiento fisioterápeútico con excelentes resultados.
lunes, 2 de mayo de 2011
LA ARTROSCOPIA DE HOMBRO
Nuevas técnicas mínimamente invasivas acaparan la atención de cirujanos y pacientes en pos de una recuperación más rápida con un menor daño colateral de las estructuras anatómicas al realizar la reparación quirúrgica.
La artroscopia de hombro se basa en acceder a la articulación del hombro mediante pequeñas incisiones de un tamaño entre 1-2 cm y a través de la visión intraarticular con una óptica que proyecta la imagen amplificada en un monitor, realizar los procedimientos necesarios para lograr la reparación del daño articular.
Para entendernos y como ejemplo, se podría comparar al trabajo realizado por un artesano que construye un barco dentro de una botella.
Las herramientas empleadas en este tipo de cirugía ayudan en gran medida a solucionar cualquier tipo de lesión susceptible de reparación artroscópica, ahora bien no todas las lesiones son reparables con esta técnica.
Las indicaciones más frecuentes para este tipo de técnica quirúrgica son: el hombro doloroso por conflicto subacromial que origina el atrapamiento de los tendones que forman el manguito de los rotadores (especialmente el tendón del supraespinoso), la luxación recidivante del hombro y la rotura de los tendones del manguito de los rotadores.
La operación se realiza habitualmente bajo anestesia general, aunque en muchos centros también se añade la anestesia del plexo interescalénico (grupo de raíces nerviosas situadas entre los músculos del cuello que dan sensibilidad a la zona del hombro) para mejor control de la tensión intraoperatoria y del dolor postoperatorio.
La duración de la intervención suele oscilar entre 1 y 2 horas, dependiendo de la complejidad de la lesión a reparar. El ingreso en el hospital es de una noche.
La recuperación postoperatoria se inicia al día siguiente de la cirugía con ejercicios de movilidad pasiva tipo péndulo del hombro operado y ejercicios activos de codo y muñeca.
Dependiendo del tipo de operación realizada, se permite la movilidad activa precozmente o no, en el caso de suturas del manguito de los rotadores o estabilización de luxaciones recidivantes, es conveniente la demora de la movilidad activa hasta pasadas 4 a 6 semanas.
Un programa de rehabilitación postoperatorio adecuado es fundamental para lograr una función satisfactoria del hombro.
Los resultados de la artroscopia de hombro son por lo general excelentes y las complicaciones se producen en un mínimo porcentaje de casos, siendo la rigidez postoperatoria una de las más frecuentes.
domingo, 1 de mayo de 2011
Las infiltraciones
Las técnica de la infiltración para el tratamiento de dolencias articulares o tendinosas ocupa gran parte de la sabiduría popular, unas veces por experiencia propia y otras por las impresiones que otras personas nos cuentan.
El caso es que en los últimos años cada vez hay más gente reacia a aceptar como tratamiento de su padecimiento osteoarticular las infiltraciones, y menos aún cuando se menciona el nombre de cortisona.
Cierto es que las infiltraciones con derivados de la cortisona (principio farmacológico comúnmente empleado) han ganado su mala fama a pulso. En los primeros tiempos del uso de la cortisona para el tratamiento de inflamaciones articulares, los resultados fueron impresionantes, consiguiendo la remisión de la inflamación articular y tendinosa de forma rápida. Así fue como numerosos traumatólogos, reumatólogos, rehabilitadores y fisioterapeutas empezaron a utilizar estas técnicas de infiltración para un sin fin de afecciones, abusando en las indicaciones y en el número de punciones realizadas. El pensamiento era, si con 1 o 2 infiltraciones se consigue un resultado bueno, con 10 o 12 el resultado debería ser extraordinario. Pero esta lógica no se cumplió, el número excesivo de infiltraciones acarreó alteraciones negativas debido a los efectos secundarios de los corticoides (alteraciones endocrinas, atrofia cutánea, necrosis de la cabeza del fémur, osteoporosis, roturas tendinosas, alteración del cartílago articular, etc.).
Pero no por todo lo anteriormente expuesto, las infiltraciones articulares o paratendinosas deben de ser proscritas de las herramientas terapéuticas de la medicina.
En casos debidamente diagnosticados, en manos de un profesional competente y en número de veces limitado a 1 o 2, las infiltraciones tienen un amplio campo donde aportar beneficios por encima de un escaso número de efectos secundarios leves.
El caso es que en los últimos años cada vez hay más gente reacia a aceptar como tratamiento de su padecimiento osteoarticular las infiltraciones, y menos aún cuando se menciona el nombre de cortisona.
Cierto es que las infiltraciones con derivados de la cortisona (principio farmacológico comúnmente empleado) han ganado su mala fama a pulso. En los primeros tiempos del uso de la cortisona para el tratamiento de inflamaciones articulares, los resultados fueron impresionantes, consiguiendo la remisión de la inflamación articular y tendinosa de forma rápida. Así fue como numerosos traumatólogos, reumatólogos, rehabilitadores y fisioterapeutas empezaron a utilizar estas técnicas de infiltración para un sin fin de afecciones, abusando en las indicaciones y en el número de punciones realizadas. El pensamiento era, si con 1 o 2 infiltraciones se consigue un resultado bueno, con 10 o 12 el resultado debería ser extraordinario. Pero esta lógica no se cumplió, el número excesivo de infiltraciones acarreó alteraciones negativas debido a los efectos secundarios de los corticoides (alteraciones endocrinas, atrofia cutánea, necrosis de la cabeza del fémur, osteoporosis, roturas tendinosas, alteración del cartílago articular, etc.).
Pero no por todo lo anteriormente expuesto, las infiltraciones articulares o paratendinosas deben de ser proscritas de las herramientas terapéuticas de la medicina.
En casos debidamente diagnosticados, en manos de un profesional competente y en número de veces limitado a 1 o 2, las infiltraciones tienen un amplio campo donde aportar beneficios por encima de un escaso número de efectos secundarios leves.
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